Pues sí, cuando parecía que todo estaba perdido, que la esperanza estaba enterrada "a dos metros bajo tierra", que la realidad social es lo que sale en la tele y que caminábamos sin remisión hacia un oscuro destino, van y aparecen esta banda desarmada y desorganizada de Democracia Real, a mostrarnos que quizá se salgan con la suya pero desde luego no será sin presentar batalla.
Integrados por todo tipo gente de variada ideología y con un único nexo inicial de unión que es el sentimiento de hartazgo de la tomadura de pelo constante y continua que las élites dirigentes llevan haciendo largo tiempo, Democracia Real Ya ha salido a la calle para decir "basta" a todos los dirigentes que cobran un sueldo magnánimo y magnífico por hacer el mayor ejercicio de incompetencia, improductividad e irresponsabilidad que se conozca desde que se instauró la democracia en España. ¿Quieren productividad y competitividad? Bien, pues ya es hora de exigírselo a ellos y que nos enseñen lo que eso significa con el ejemplo. Porque, ¿qué han hecho todos nuestros políticos durante 30 años con nuestro país, cuyo crecimiento se ha dado desde hace largo tiempo siempre a expensas del crecimiento coyuntural de nuestros vecinos? Pues un ejercicio magistral de improductividad y falta de competitividad. ¿Y para eso les pagamos? No. Así que, todos despedidos. Ahora bien.. ¿por qué no hacen los deberes ni consiguen superar su propia incompentencia? Ah... misterio. Habrá que preguntarles. Sin embargo, el pueblo llano, el que aún conserva un mínimo de sentido común sabe muy bien por qué. El otro día un niño de 6 años me daba la respuesta a esta última pregunta. En conclusión, todo el mundo lo sabe menos ellos, que no quieren ver en lo que se han convertido, un grupo de dirigentes acabados que se niega a querer ir más allá de aquello a lo que se han acostumbrado. Políticos y así llamados representantes de la clases trabajadoras, auténticos "bon vivant" de la democracia española, es hora de abandonar la trinchera de la "confort zone" y salir a campo abierto a sufrir las inclemencias del tiempo con el pueblo al que gobernáis. Sin coche, sin business, sin miedo.