24 agosto 2008

Cuestión de altura

El nivelazo de la selección española de baloncesto quedó demostrado hoy en la cancha. El oro estuvo al alcance de España pero el juego de Estados Unidos y la gran asistencia de los árbitros en los momentos difíciles para el equipo estadounidense se encargaron de que la gran medalla se la llevara el favorito.
En estas circunstancias, España no se podía permitir ningún fallo, algo difícilmente exigible a 12 seres humanos como la copa de un pino. Pero sí demostraron la clase de los grandes plantando cara y luchando hasta el final. Eso es lo que nos gusta.
Nos quedamos con el recuerdo de un partidazo, el orgullo de estar entre los dos mejores del mundo y sólo sentimos no poder seguir disfrutando del placer de verlos jugar al baloncesto, especialmente contra EEUU, porque son estos retos los que permiten superarse a uno mismo y mejorar.
Así pues, con la alegría de haber visto a España como justo y único rival para enfrentarse al gigante americano en la final, despedimos a una selección de la que estamos aún más enamorados que ayer. Enhorabuena a los campeones olímpicos, que por supuesto se lo han ganado, y mil hurras por Ahíto y todo el equipo de la selección, que no cambiaría por nada del mundo.
Es el momento de reconocer que hemos ganado. El oro blanco, como dice Romay. Y aunque se ha convenido en que el otro sea el metal más preciado del mundo, yo siempre he preferido la plata y el número 2. Excentricidades que tiene una.

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